Che Guevara • Viaje por América Latina

Che Guevara • Viaje por América Latina

Viaje por América Latina es el primer gran viaje de Ernesto Guevara y su amigo Alberto Granado. A lomos de una vieja Norton 500, apodada cariñosamente "Poderosa II", los dos jóvenes responden a la llamada de la carretera, el santo grial de esta "Generación Beat". Cuando su caballo muere, el Che, grandes y pequeños, se enfrentan a la realidad de las poblaciones locales. Esta travesía aventurera se convierte en un verdadero viaje iniciático, nutrido de fragmentos de vidas que se cruzan.

> Argentina: el inicio del viaje.

29 de diciembre de 1951: fue el gran día. El Poderosa II estaba listo para salir de San Francisco y recorrer los miles de kilómetros que le esperaban. Desérticos y bañados de relieves de múltiples colores, los paisajes del noreste argentino son inmóviles y persisten en el tiempo. El sentimiento de libertad reina aquí y marca la pauta de este viaje al corazón de América Latina.
Al llegar a la capital de Argentina, la costa atlántica toma forma y el aire se vuelve marino. Ernesto está de regreso en Buenos Aires, ciudad donde estudia medicina desde hace varios años. Desde barrios chic hasta villas miserias, esta metrópolis de contrastes, perdida entre el océano y las tierras del sur, se ha transformado a dos velocidades. Para captar la esencia de la ciudad, descubrimos el barrio de Boca y sus coloridas fachadas, admiramos un espectáculo de tango o nos quedamos extasiados frente a los edificios de Puerto Madero... Pero si hay un paisaje que no ha cambiado es es el del océano. El mismo que nuestro futuro revolucionario, en 1952, llegó a admirar en Mar Del Plata.
Después de estos días disfrutando de los placeres marineros de la capital, Ernesto y Alberto se dirigen un poco más al sur, a “Los Médanos”. Aquí, las dunas de arena blanca contrastan con las montañas resplandecientes y los arbustos resistentes. Con su colorido fondo, el paisaje deja espacio para soñar despierto. No es de extrañar entonces que en su búsqueda de libertad, Fuser (EG) y Mial (AG) eligieran este lugar como escala en su país natal.
De regreso al interior, los dos aventureros llegaron a Bariloche, puerta de entrada a la legendaria carretera de los 7 lagos y sus 107 kilómetros de longitud. En las laderas de los Andes, siga los meandros que atraviesan picos nevados y vastas extensiones de bosques de coihues y lengas, típicos de la famosa Patagonia. Justo antes de llegar a Chile, segundo país de su gran viaje por América Latina.

> Subir Chile: un caleidoscopio de paisajes.

El 14 de febrero de 1952, siguiendo el aura de Neruda, el poeta chileno tan querido por Guevara, los dos amigos pisaron finalmente las tierras vecinas de Chile. Ávidos de descubrimientos, admiraron paisajes variados pero sobre todo rostros amigables durante una travesía de más de dos meses. Respaldado por los Andes, una auténtica muralla de fuego y nieve, Chile es el país del exceso geográfico. A su vez, imagina recorrer de abajo hacia arriba esta delgada franja de tierra, de 4.300 kilómetros de longitud.
La región de los lagos chilena ofrece tantos paisajes sorprendentes como su vecino argentino. Alrededor de Peulla, las verdes aguas del lago Esmeralda, el frescor de los saltos de Petrohué o la belleza del volcán Osorno marcan el recorrido. Estos panoramas no dejan lugar a dudas, estamos en la Patagonia. De camino a Temuco, observe cómo la naturaleza se transforma y se viste de tonos verdes.
Temuco, que acogió a Ernesto y Alberto durante su viaje, es también el lugar donde la Norton 500 murió definitivamente, transformando a los viajeros motorizados en auténticos vagabundos. Este pueblo de casas bajas está ubicado en la región de la Araucanía, históricamente hogar de la “Gente de la Tierra” o Mapuches. Primero los incas, luego los españoles, este pueblo indígena tuvo que luchar durante mucho tiempo para defender su territorio. Cuando viajes a Chile, no dudes en venir a conocer a estos hombres y mujeres, para calibrar el apego que tienen por su tierra.
Durante su visita a Santiago de Chile, centro neurálgico del país, Ernesto comparó el lugar con Córdoba, una pequeña ciudad de provincias de Argentina. Sin embargo, si la capital sólo contaba con 300.000 habitantes a principios del siglo XX, hoy vibra bajo una marea humana de 7 millones de habitantes. El centro histórico y sus edificios coloniales, el barrio de Bellavista y sus casas de colores o incluso el Cerro San Cristóbal y su cerro que asemeja un escenario natural en el corazón de la ciudad... Cuando viaje a Chile, no dude en aprovechar una escala. en Santiago para descubrir estos múltiples atractivos.
Valparaíso es sin duda una parada fuerte en el viaje de Ernesto. Desde el inicio de su viaje a la ciudad expresó su entusiasmo por el paisaje circundante. Nada sorprendente ya que, bohemia por excelencia, esta ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad, ha inspirado durante mucho tiempo a poetas y escritores. Un verdadero laberinto de interminables escaleras, estrechas calles pintadas y funiculares con encanto de antaño, es el fiel representante del carácter chileno.
Guevara y Granado mostraron una determinación inquebrantable de visitar la Isla de Pascua, donde reina la enigmática mirada de los moais. Los misterios de esta pequeña parte del mundo, catalogada como patrimonio mundial de la UNESCO, siempre han atraído a exploradores, arqueólogos y antropólogos. Si después de una fallida experiencia clandestina a bordo del San Antonio, Ernesto y Alberto no pudieron realizar este sueño, hoy él te tiende los brazos. Pon un pie en estas cautivadoras tierras y descubre la cultura de esta gran civilización para tocar la esencia misma de este país.
Tras este percance, Ernesto y Alberto continuaron su viaje hasta la localidad costera de Antofagasta. Enclavada entre el Pacífico y una cadena montañosa, da paso al famoso desierto chileno. El Valle de la Luna y sus formas naturales talladas en la roca por la erosión, el Salar de Atacama y su escarpada llanura de sal o las lagunas surrealistas que se convierten en oasis en medio del desierto... tantos paisajes emblemáticos de Chile. Su viaje en este vasto desierto, dominado por las fumarolas de los volcanes, combinará comodidad y aventura en total armonía, lejos de las difíciles condiciones del cruce de nuestros dos aventureros.
Dominada por el Monte Dragón, una duna de arena de más de cuatro kilómetros de longitud, la localidad costera de Iquique acogió a nuestros dos amigos durante su travesía. Literalmente "lugar de descanso" en la lengua de los indios aymaras, la ciudad se transformará para usted, como para todo un enjambre de lobos marinos, en un suave descanso que marcará su viaje en la Cordillera de los Andes. Además, tu ruta quizás te lleve al corazón de la “Puerta del Norte”, Arica, como lo hizo el Che antes que tú. Si sólo sueñas con el sol, esta “ciudad de la eterna primavera” te satisfará.

> Perú: una parada clave en el viaje del Che.

El 24 de marzo de 1952, los dos argentinos iniciaron una aventura de más de tres meses por Perú. Como ellos, de norte a sur, de oeste a este, partimos para empaparnos de la riqueza, tanto cultural como natural, de este Eldorado de la cultura Inca.
Los primeros paisajes peruanos ofrecidos al Che fueron los de la región de Tacna. Sigue los pasos de nuestro famoso caminante y su compañero, recorriendo a su vez estas zonas desérticas, volcánicas y montañosas que conviven con fértiles valles, aguas termales y lagunas infinitas. Esta región celestial conduce a Puno y su hermana gemela, Juliaca, las últimas orillas antes del lago Titicaca, una auténtica pequeña joya de autenticidad.
La mitología inca considera al lago Titicaca como el útero del que surgió el mundo. Navegar en este lago sagrado es una obligación, ya seas el futuro "comandante" o un viajero del siglo XXI. Así fue como el 27 de marzo Ernesto partió al descubrimiento de esta inmensidad de azul, donde parecen haber caído del cielo confeti de islas flotantes, hechas de caña, para albergar ahora a más de 2.000 habitantes.
Enclavado entre montañas pardas, Cuzco o "ombligo del mundo" en quechua, clasificado como Patrimonio de la Humanidad desde 1983, encierra un gran patrimonio histórico. Antigua capital del Imperio Inca, la ciudad se transformó bajo la influencia de los españoles durante la colonización. Si sus ideales no le permitieron apreciar la ciudad en su verdadero valor, Ernesto Guevara, en cambio, desarrolló una pasión por la civilización inca.
Así se propuso atacar una de las nuevas siete maravillas del mundo: Machu Pichu. ¿Quién no ha soñado algún día con estar en lo alto de esta antigua fortaleza, en medio de una suntuosa naturaleza? Pasear por las terrazas, tocar estos muros de piedra que datan del siglo XV o sentir la atmósfera de este lugar olvidado durante mucho tiempo... Tantas experiencias memorables para vivir a la sombra de los recuerdos del Che.
Continuando su épico viaje por Perú, Ernesto y Alberto cruzaron Abancay, Huancarama y Andahuaylas para llegar a Lima. Se enamoraron de esta “ciudad de los reyes”, donde permanecieron más de dos semanas. Aún hoy, la capital del Perú es efervescente y llena de contrastes, pero sobre todo es una joya cultural, destacando diferentes períodos de la historia de la Humanidad.
A bordo de La Cenepa, el Che Guevara y Alberto se incorporaron a un río mítico, para una navegación hacia Iquitos. Es en este auténtico entorno urbano en el corazón de la selva amazónica donde decidieron dejar sus mochilas para trabajar durante casi un mes. Para acceder a esta atípica ciudad, existen dos soluciones: volar o navegar. Esta excelente base permite descubrir la fauna y flora endémica, a través de la Reserva Nacional Allpahuayo-Mishana, el Lago Quistococha o la Reserva Pacaya Samiria. Observe delfines rosados ​​del Amazonas, jaguares e incluso nutrias gigantes.

> Colombia, Leticia y Bogotá.

A bordo de una balsa rebautizada como Mambo, nuestros dos viajeros emprendieron una travesía de dos días por el Amazonas entre San Pedro, Perú y Leticia, Colombia. No accesible en coche y situada al borde de la selva, esta bonita ciudad se parece un poco a la Iquitos colombiana. Disfrute de un crucero por el Amazonas que, conservando el aura de las exploraciones de antaño, es íntimo y confortable. Navega en el corazón de los Parques Nacionales, en los lagos abiertos de nenúfares gigantes o en las tierras de los indios Uitotos, Ingas o Nukaks.
Nuestros dos Ches sólo tardaron una hora y media en avión en regresar a la civilización de Bogotá, la capital de Colombia. Aquí la naturaleza da paso a una ciudad multicultural. De una calle a otra, las construcciones varían desde las más modernas hasta las más antiguas que evocan su pasado colonial. Camina por la Plaza Bolívar y sus alrededores para descubrir las hermosas casas solariegas e iglesias o alimenta tu espíritu en el epicentro cultural de la ciudad: La Candelaria.

> Venezuela, el fin de la historia.

El 14 de julio de 1952, Ernesto y Alberto ingresaron a territorio venezolano por San Cristóbal y se despidieron de Caracas, la capital, donde Alberto había elegido quedarse y trabajar. Una última aventura de 10 días antes de que Ernesto, futuro héroe de la revolución, tome un avión rumbo a Argentina, pasando por Miami. ¡Estados Unidos, por fin!

> El final de un viaje, recuerdos duraderos .

El objetivo de este viaje por América Latina pretendía ser ligero: dos jóvenes partían a descubrir el mundo para saborear el romanticismo de la carretera y la libertad, dejando en suspenso sus cómodas vidas. Pero él era más que eso. Es innegable que este primer viaje influyó fuertemente en las elecciones de vida que luego tomó el joven Ernesto y que lo transformaron en un "comandante", figura de la revolución.

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